Me senté en todos los lugares disponibles de la cafetería. Tomé café, fumé algo, escribí nada, aquellas tardes. Prefería estar sola, aunque nunca podía. Unos venían como amigos, otros como locos, a veces hombres a pagar mi café. Si querías estaban, si no, igual. Siempre hubo alguna compañía para mí...
Si quise estar sola no fue por desalmada: Te esperaba.
Siempre quise que solo entraras, no tenías más que hacer. Seguro que iba a quererte mucho, habrías tenido tu espacio. Nos conoceremos mejor, nos hacemos novios y a los dos años nos casamos...
No dije a nadie que te esperaba, como no llegaste, debo defender mi dignidad.
Luego me levanté. Paré de esperarte. Me pregunté si quería ser aquello que me ponía a esperar, como si llegara lo que soñamos.
Solo eres un ser que no llegó a mi fantasía, que esperé por algún tiempo, para aprender que no iba a suceder así, no conmigo.
Acabas de irte. Besaste mis manos y mi frente para recordar que tus años doblaron los míos. Te fuiste a un lugar alcanzable. Si no te busco es porque no quiero, tranqué la puerta con pestillos. Y sé que me dejaste aquí, soy comprensiva, se ha probado. Ahora que cerré la puerta, sin más tiempo que el que lleva la acción de cerrar, sin llamarte, ni pedir besos en otros lugares, ahora y después me arrepiento de lo que fué, de no conocer algo que se te asemeje, de no querer buscar nada más.
Esta es la parte del vuelo en la que caigo, entonces soy excéntrica y me parezco a lo que no quiero ser, a sabiendas de que eres un hombre.
Escuché todo lo que tuviste para decir. Dije más de lo necesario, como suelo hacer cuando estoy sola. Me besaste, porque no fui capaz de detenernos. Luego, volverá. Es probable que así sea...
Y yo no temo más, ni me avergüenzo, es que no me gustaron tanto tus ojos, ni tanto tus labios.
Conmigo era diferente
De vez en cuando te recuerdo, y aunque escriba poemas tristes, es bueno salir de mi pequeño pueblo y recordar que hay personas como tú para pensar en ellas cuando no soporte más todo esto que se va volviendo lo mismo cada día. Yo perdiendo el tiempo sin hacer nada más que desvelarme y a veces escribir alguna que otra cosa.
Es simple olvidar todo aquello, bien, en estos momentos no pienso en ti.
Cuando te recuerdo, siempre tengo algo diferente que decirte o preguntarte, contarte de tantas fiestas en las que me desalmo, suelto las alas y soy un perfecto ser humano, que se ríe, baila, toma ron, y no tiene nada que hablar con nadie.
Ambos sabemos que esa no soy realmente yo, sino en lo que me convierto cuando te extraño.
Un placer conocerte.
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